Por Ramón Warini
Entre abucheos y desacuerdos en su segundo informe del Estado de la Unión, el presidente Joe Biden pidió al nuevo congreso controlado por republicanos, llegar a un acuerdo para otorgarles ciudadanía a los llamados "dreamers" que se pronostican serían más de 1 millón de jóvenes de acuerdo al Pew Research.
Pues el mandatario pidió al congreso estadounidense que le proporcionara los fondos para mejorar la seguridad en la frontera con México, pero a la misma vez, una legalización, por lo menos para ciertos grupos.
"Si no aprueba mi reforma migratoria integral, al menos apruebe mi plan para proporcionar el equipo y los oficiales para asegurar la frontera", dijo Biden. "Y un camino hacia la ciudadanía para Dreamers, aquellos con estatus temporal, trabajadores agrícolas y trabajadores esenciales."
Aunque el tema solo se tocó por menos de un minuto, tuvo resonancia entre los que se quedaron fuera del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia mejor conocido como DACA.
Para Luz Elena, quien tiene solo 42 años y vive en Springdale, dice que peor bofetada no viene de los republicanos, sino del partido demócrata por sus infinitas promesas fallidas que le han estado dando a los hispanos por más de dos décadas.
"Desde el 2010, el expresidente Barak Obama, tuvo la oportunidad de promover un alivio migratorio no solo para los soñadores, sino para los casi 11 millones de indocumentados que viven en el país desde hace varias décadas", dijo Luz. "En aquel entonces yo me acuerdo que ustedes, los de la prensa, cuestionaron fuertemente la falta de acción de parte de Obama y toda su administración".
Luz Elena no se equivoca en el trabajo de la prensa, pues si, miembros del cuarto poder de nuestra sociedad, bombardearon al partido demócrata por la falta de consideración a una reforma migratoria. En aquel tiempo, el expresidente Obama dijo no haber tenido el tiempo necesario para legislar ninguna ley, ya que se enfocaron en salvar la industria automovilística, que estaba a punto de irse a la bancarrota después de la recesión del 2008.
Sin embargo, a tan solo menos de síes meces para las elecciones presidenciales de 2012, donde Obama estaba apostando para una segunda elección, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, anunciaba el programa DACA, donde protegería a cientos de miles de jóvenes de la deportación. El único requisito era haber entrado al país antes de los 16 años y no tener más de 31 años de edad a la hora de aplicar para este alivio temporal que fue otorgado por medio de una acción ejecutiva por el presidente Obama.
Para muchos, este tipo de obsequios, especialmente en medio de elecciones, es muy común que suceda, ya que se considera un cierto tipo de enganche para ganar el voto Latino en las contiendas presidenciales y estatales.
Para Nelson Escobar, fundador del Comité Salvadoreño de Arkansas, reconoció en una entrevista para el programa el pódcast Tu Voz Hoy, como los políticos juegan con las vidas de los inmigrantes, y pidió que de la misma forma que se usó una pluma para darle vida al DACA, se vuelva usar para dar soluciones a este fenómeno de la inmigración.
"En este caso, como alianza nacional, como comités locales, también reconocemos de que los políticos hasta el momento no los consideramos buenos ni malos, cada quien en su lugar, pero hasta el momento no hemos tenido un campeón", dijo Nelson. "El presidente tiene el poder en su pluma, y parte de la culpa del señor presidente y todo su gabinete, porque él puede firmar órdenes ejecutivas de la cual no ha querido ni ponerle reasignación de asignación ni mucho menos restauración de un TPS".
Pese a la alta tención de parte de activistas comunitarios y de la prensa, la administración Obama estuvo a punto de una gran oportunidad en el 2013 de dar un alivio migratorio para los casi 11 millones de indocumentados que viven en el país. Pero en aquel entonces el ex vocero del congreso, John Boehner, se negó a que la legislación S.744 que el senado aprobó con 67 votos a favor, fuera debatida en su pleno, más bien puso la Regla Haztert. Dicha regla indica que por lo menos la mayoría del partido que controla en congreso, debe de estar de acuerdo con esa legislación, sino, no se vota.
Pues de antemano, se sabe que cualquier presidente que quiera firmar órdenes ejecutivas con respecto a la inmigración indocumentada, tiene un mayor riesgo de ser demandado por estados conservadores como Texas, quien fue el primero en emitir una demanda contra DACA a finales de 2014, argumentando que ese programa violaba la constitución de los Estados Unidos y que el expresidente Obama había excedido su poder. Dicha demanda no llegó muy lejos por falta de méritos creíbles para las cortes.
Lo mismo sucedió el 5 de septiembre de 2017, cuando la secretaria Interina de Seguridad Nacional, Elaine Duke, rescindió el memorándum de DACA de 2012 y anunció una "reducción" de DACA durante la administración Trump. Dicha demanda llegó hasta la Suprema Corte de la nación, donde cinco de los nueve jueces argumentaron que la administración Trump, no había seguido los procedimientos legales pare terminar con el programa, lo cual los magistrados consideraron una acción "caprichosa" departe del exmandatario.
Ahora, con la administración Biden, en septiembre de 2021, se intentó añadir tres formas distintas para dar alivio migratorio dentro del paquete Reconstruir Mejor (Build Back Better) de $1,75 billones de dólares, pero la parlamentaria del senado Elizabeth Macdonough rechazo todas las propuestas del senador Bob Menéndez quien fue el redactor de dichos provisiones de migración.
Para poder lograr una reforma migratoria, se requiere que pocos republicanos en el congreso se unan a los demócratas, y por lo menos nueve senadores también hagan lo mismo en la cámara alta.
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