Por Ramón Warini
Violando la seguridad de la sede del Congreso y el Senado de los Estados Unidos, partidarios del presidente Trump violentamente trataban de detener la certificación del presidente electo Joe Biden, presentada por el vicepresidente Mike Pence.
Los terroristas domésticos fueron alimentados por los comentarios incendiarios del mandatario, un día antes del asalto, en los que incitó a sus seguidores a ir al Capitolio y recuperar a cualquier costo lo que ya perdió legalmente en noviembre.
“Vamos a caminar hasta el Capitolio y a dar porras a nuestros valientes senadores, congresistas y mujeres”, dijo el presidente Trump. "Y probablemente no vamos a estar animando tanto a algunos de ellos, porque nunca recuperarás nuestro país con debilidad, tienes que mostrar fuerza y tienes que ser fuerte".
Según el Departamento de Policía de Washington D.C., cinco personas murieron en relación con la invasión del Capitolio, incluido el oficial de policía del Capitolio Brian D. Sicknick, de 42 años, quien falleció alrededor de las 9:30 p.m. el jueves. El oficial sufrió graves lesiones físicas cuando se involucró con la turbulencia.
Tragically, 4 individuals lost their lives yesterday:
— DC Police Department (@DCPoliceDept) January 7, 2021
35 y/o Ashli Babbitt of Huntington, MD died of a gunshot wound.
34 y/o Rosanne Boyland of Kennesaw, GA; 55 y/o Kevin Greeson of Athens, AL; and 50 y/o Benjamin Phillips of Ringtown, PA all suffered medical emergencies.
Además, una veterana de la Fuerza Aérea identificada como Ashli Babbitt, de 35 años, que vivía en Huntingtown, Maryland, recibió un disparo de la policía del Capitolio durante el asalto a la cámara, pero luego la policía del Capitolio confirmó su muerte en el hospital.
Otras tres personas murieron debido a complicaciones médicas y fueron identificadas como Rosanne Boyland, de 34 años, de Kennesaw, Georgia; Benjamin Phillips, de 50 años, de Ringtown, Pensilvania, y Kevin Greeson, de 55 años, de Athens, Alabama.
Durante el asalto, los legisladores buscaron un lugar seguro para proteger sus vidas. Mientras tanto, Donald Trump Jr. y sus familiares celebraban el golpe de estado incitado por su padre, quien disfrutó viendo la transmisión de noticias nacionales.
Según el Departamento de la Policía Metropolitana de Washington D.C., 82 personas han sido arrestadas desde el 6 de enero cuando tuvo lugar la insurrección en el Capitolio.
Entre ellos se encuentra Richard Barnett, de 60 años, quien es conocido por "Bigo" y de Gravette, Arkansas, invadió la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, al poner un pie en el escritorio y robarse un sobre. Se conoce que Barnett apoya el movimiento nacionalista blanco.
Un segundo manifestante y simpatizante de Donald Trump, quien fue muy fácil de identificar es Jacob Anthony Chansley, de 32 años, de Arizona, también conocido como Jake Angeli. Llevaba cuernos y un abrigo de piel con la cara pintada y una bandera estadounidense cuando ingresó ilegalmente al edificio federal.
En un comunicado de prensa del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Jake fue arrestado el sábado y ahora enfrenta cargos federales junto a decenas de más inconformes que ya han sido detenidos y otros por capturar.
Mientras tanto, la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, prometió hacerle un juicio político o aplicarle la vigésima quinta enmienda a Donald Trump debido a sus comentarios incendiarios para promover el asalto al Capitolio.
"Al pedir este acto sedicioso, el presidente ha cometido un asalto indecible contra nuestra nación y nuestro pueblo", dijo Pelosi en una rueda de prensa en el Capitolio el jueves. “Me uní al líder demócrata del Senado para pedirle al vicepresidente que destituya a este presidente invocando de inmediato la vigésima quinta enmienda”.
Sin embargo, remarcó que si el vicepresidente y el gabinete de la Casa Blanca no actúan rápidamente, el Congreso tomará los asuntos de inmediato para avanzar con el proceso de juicio político.
Si ese es el caso según el New York Times, el presidente saliente podría ser castigado en virtud de la sección 2383 del título 18 del Código Federal de Estados Unidos, que dice “Quien incite, ponga a pie, ayude o participe en una rebelión o insurrección contra cualquier entidad de gobierno será multado con hasta diez años en prisión, y no podrá ocupar ningún cargo público nunca más en los Estados Unidos".
De acuerdo con el representante demócrata Jason Crow, se han abierto al menos 25 casos de terrorismo interno con respecto a los disturbios del Capitolio. La información fue dada en una llamada telefónica del secretario del Ejército, Ryan McCarthy, en la que describe que se encontraron cócteles Molotov y artefactos explosivos dentro del edificio.
La cobertura de los medios también muestra evidencia de manifestantes que portaban esposas flexibles utilizadas por las fuerzas del orden, que podrían describirse como una intención de colocar a los legisladores bajo rehenes. En relación a eso, Forbes informó que dos tipos fueron arrestados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Además de eso, los inconformes colocaron una soga colgando fuera del Capitolio de los Estados Unidos, mientras gritaban "cuelguen a Mike Pence, cuelguen a Mike Pence" en represalia por la oposición del vicepresidente de certificar los votos electorales del presidente electo Joe Biden.
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